En Tijuana, mujeres migrantes desarrollan habilidades y autonomía económica

Por segundo año, el proyecto Cortando el Patriarcado ha brindado a las mujeres nuevas habilidades de corte de cabello para mantener a sus familias y encontrar esperanza y sanación para ellas mismas.

By Daniela Cortés

En un albergue en Tijuana, México, decenas de mujeres esperan para cruzar a Estados Unidos o tener un arraigo digno en México. Todas desean construir una vida más digna para ellas y sus familias. La mayoría de estas mujeres han escapado de la violencia, la pobreza y otras circunstancias difíciles, y muchas de ellas han hecho viajes extenuantes, a menudo peligrosos, para llegar a este punto. 

Una vez en Tijuana, puede tomar semanas o incluso meses cruzar a los Estados Unidos para solicitar asilo. Mientras tanto, las personas migrantes luchan por encontrar trabajo y vivienda, y continúan enfrentándose al peligro, la violencia y la explotación. 

Son muchas mujeres las que han encontrado un espacio seguro en el proyecto “Cortando el Patriarcado”, que es coordinado por AFSC y fue cofundado por Gaba Cortés, artista tijuanense y activista por los derechos de quienes migran. Ahora en su segundo año, el proyecto ayuda a las mujeres a aprender habilidades de corte de cabello y les proporciona kits que incluyen tijeras, peines y navajas de afeitar. Eso les asegura que pueden obtener ingresos como estilistas donde sea que estén construyendo su autonomía económica. 

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Durante las cinco semanas que dura el proyecto, las participantes también encuentran un lugar en el que pueden examinar y compartir sus experiencias como mujeres migrantes que han enfrentado la violencia patriarcal. Cada sesión comienza con las mujeres formando un círculo, encendiendo una vela e infundiendo la habitación con salvia. Gaba facilita haciéndoles una pregunta orientadora, como “¿Qué situaciones, personas o momentos has tenido que dejar de lado en tu vida para continuar y cómo esto te ha fortalecido?”. 

Las mujeres comparten sus pensamientos y sentimientos, muchos de los cuales nunca habían expresado. Juntas, analizan la violencia estructural que han experimentado durante años y reconocen cuán valientes y resilientes son para enfrentar estos desafíos. 

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Este año, Cortando el Patriarcado también brindó un espacio para las hijas e hijos de las mujeres participantes. Niñas, niños y adolescentes de 10 a 17 años participaron del taller “Cine, Infancia y Migración”, en el cual, a través de sesiones de teatro y fotografía, aprendieron a expresar, documentar y compartir sus propias experiencias. Al final del taller, crearon una exhibición fotográfica para las personas en el albergue. 

Las niñas y niños también fotografiaron a sus madres durante los talleres de corte de cabello, lo cual fue especialmente conmovedor. “Esto permitió a las juventudes y niñez captar con sus ojos lo que estaba pasando”, dice Gaba. “Fue un momento íntimo y lleno de entusiasmo”. 

No todas las mujeres que comenzaron el proyecto Cortando el Patriarcado pudieron completarlo. Esto, debido a sus circunstancias individuales y las dificultades que enfrentan para solicitar asilo, varias tuvieron que cruzar a los Estados Unidos antes de que concluyera el programa de cinco semanas. 

Al final, las mujeres recibieron diplomas en una ceremonia de graduación que realizamos cerca del Parque Binacional de la Amistad, un lugar que tiene un significado especial para las personas migrantes y sus familias. Durante años, este parque ha servido como un lugar donde las familias en los Estados Unidos y México separadas por políticas migratorias crueles podían reunirse, aunque sea mínimamente, a través de la valla fronteriza. Pero desde el comienzo de la pandemia, el parque ha permanecido cerrado. Ahora, la administración de Biden está construyendo muros más altos que pondrán en más peligro la vida de las personas y dificultarán que las familias se conecten a través de la frontera. 

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Como parte de su ceremonia de graduación, las mujeres también participaron en un acto de artivismo. Crearon sus propios amuletos “ojos de Dios”, que provienen de la tradición indígena Wirarika en México. Estas piezas tejidas son una representación de los cinco puntos cardinales y sirven de protección a las personas. Las mujeres instalaron estos ojos de Dios en un árbol que está al lado mexicano del muro fronterizo como una protesta pacífica por las políticas migratorias inhumanas que dividen a las familias. 

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Ha sido inspirador ser parte de los viajes de estas mujeres, y estamos emocionadas de ver lo que lograrán estas graduadas en los próximos años. Hoy, llevan consigo las herramientas y habilidades para mantenerse a sí mismas y a sus familias, para buscar una vida más justa y pacífica donde se respeten sus derechos y tengan los recursos para prosperar. 

Queremos agradecer a quienes hicieron posible este segundo año del Cortando el Patriarcado: a la estilista Sonia Quevedo, quien enseñó técnicas de corte de cabello a las mujeres participantes; el profesor de teatro Jesús Gallardo y Michelle Rincón, quienes impulsaron el taller para la niñez y adolescencia. Estamos agradecidas por su apoyo.